La elección del nombre "SIMOURQ" para nuestra asociación tiene un profundo significado simbólico. Una de las obras maestras literarias centradas en SIMOURQ es "Mantegh al-Tayr" de Attar Neyshaburi, una obra venerada del misticismo persa compuesta en el siglo VI d.H.
En la literatura sufí, el alma de un individuo se compara con un pájaro y su cuerpo con una jaula. Esta ave siempre está ansiosa por escapar de su jaula. Esta literatura sirve principalmente para dilucidar este anhelo.
La narración de "Mantegh al-Tayr" comienza con la reunión de los pájaros, que declaran su deseo de que un rey se someta y reconozca. Se dice que este rey, conocido como SIMOURQ, domina tanto en Oriente como en Occidente. Se embarcan en un viaje para encontrar y habitar bajo su sombra, para ser súbditos de su reinado, prestar atención a sus órdenes y acatar sus decretos. Se rumorea que existe un rey, conocido como SIMOURQ, cuyo dominio se extiende por Oriente y Occidente. Vayamos a buscarlo y encomendémonos a él.
En esta historia, una congregación de pájaros, emblemática de los buscadores en el camino de la verdad, se une en su búsqueda de SIMOURQ, la encarnación de la Verdad Divina. En medio de este viaje, el pájaro Abubilla les sirve de guía y el venerable sabio. Se dirigen hacia el monte Qaf, la morada de SIMOURQ.
Al comienzo de su viaje, algunos de los pájaros, utilizando diversos pretextos, abandonan su búsqueda. La Abubilla, al contar la historia de Sheikh San'an, persuade al resto a continuar su camino. Los pájaros encuentran siete arduos valles, que simbolizan las etapas del viaje espiritual: Búsqueda, Amor, Conocimiento, Desapego, Unidad, Desconcierto, Pobreza y Aniquilación. Muchas aves vacilan y caen en este arduo camino. Sólo treinta pájaros perseveran y finalmente alcanzan el reino de SIMOURQ. En esencia, estos treinta pájaros (Si-Mourq en persa significa treinta gallinas o pájaros) son los propios SIMOURQ, habiendo trascendido las pruebas de los siete valles para volverse uno con SIMOURQ.
Cada uno de nosotros, habiendo dejado atrás nuestros hogares, familias, moradas y tierras en busca del SIMOURQ (la paz interior y la vida deseada), somos, dentro de nosotros mismos, un SIMOURQ en búsqueda.
En verdad, los inmigrantes poseemos todos los factores para el éxito y la perfección. Sólo necesitamos descubrirlo dentro de nosotros mismos y nutrirlo y elevarlo.